Cuando me refiero a la palabra educación siempre tengo en la mente la siguiente definición de Victor García Hoz:
El perfeccionamiento intencional de las facultades específicas del ser humano, el entendimiento y la voluntad.
Explico un poquillo así por encima, que seguro sé que no os es necesario, la idea de perfección para ir siempre a más y no quedarnos en un estadio de formación atrasado con respecto a nuestra evolución según pasan los años, intencional que pueda surgir de nosotros mismos sin que nos tengan que "obligar" y de todos los ingredientes que podemos encontrar en nosotros, de forma coloquial, podemos englobar como entendimiento nuestras facetas intelectuales que con el ejercicio de la voluntad es lo que nos hace considerarnos un ser libre y no esclavo de nuestros impulsos.
Muchos se pasan un semáforo porque no son capaces de ejercer control sobre su conducta, porque entender sí que entienden que ha de parar para no provocar un accidente, pero no paran muchos.
Y así en muchas cuestiones.
Lo que necesitamos es que podamos controlarnos para poder actuar como nosotros mismos, o sea, con respeto, educación y sentido común.
Este principio es el que impide que un albañil, descontento con la empresa, eche yeso al desagüe para que se atasque y el propietario del piso proteste al constructor.
O el vinatero descontento que le echa agua al vino, o el que pone una zancadilla, etc.
La educación no es patrimonio de la Humanidad.